Una arrolladora mañana
“Por las mañanas no hay quien avance camino al centro,
la multitud viene arrollando como una enorme oruga que ocupa toda la acera”.
(Fonseca, Rubén tomado del cuento “el cobrador”)
El semáforo aún no cambia, sigo en el rayado esperando a que la avalancha de autos termine su desfile. Rojo, amarillo y verde… ¡Go!
Al cruzar las personas del otro lado de la calle empujan y yo retrocedo, pero intento que mis piernas se muevan en dirección contraria, el sonido del motor de los autos, buses y camiones empiezan a pisar el acelerador, el brillo del sol me encandila, lo tapo con la mano pero aún así no veo el camino, empiezo sudar, no sé cuándo llegaré al otro lado de la calle, el ¡Zum, Zum, Zum!
El motor me angustia y las personas siguen empujando, sigo en medio de la calle. Un vendedor ambulante pasa por los carros a vender, su voz empieza a retumbar en mi mente «Bueno mi gente, llegaron los platanitos con ajo o platanitos con sal para que te pase la amargura o para que meriendes con tus chamos en la tarde…»Fueron los minutos más largos de mi vida, el semáforo no cambiaba y yo seguía aquí, parada.
Krisbel Briceño, marzo 2023
